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Nutrientes beneficiosos
Una dieta equilibrada y rica en nutrientes no curará el cáncer, pero puede ayudarte a darte la energía que ahora necesitas más que nunca. Cuanto mejor sea tu estado nutricional, mejor podrás aliviar el esfuerzo de la cirugía, la radioterapia y la quimioterapia, y también funcionará mejor tu respuesta inmunitaria.1
Las proteínas ayudan a proteger nuestras células, a curar heridas y a fortalecer los músculos. Si tu cuerpo no obtiene suficientes proteínas, puede descomponer los músculos para obtener el combustible que necesita. Esto puede influir negativamente en el tiempo que tardas en recuperarte de una enfermedad y también disminuir tu resistencia a las infecciones.
Cuando tienes cáncer, aumenta tu necesidad de este importante nutriente2: Mientras que 0,8 - 1 g de proteína por kg de peso corporal al día es suficiente para una persona sana, en los pacientes con cáncer esta necesidad aumenta a 1,2 - 1,5 g por kg al día. Esto se debe al aumento de las reacciones inflamatorias e inmunitarias en el organismo. Además, tu masa muscular debe protegerse constantemente de la pérdida. Esto significa que tu dieta debe ser especialmente rica en proteínas de alta calidad para satisfacer la mayor demanda.
Las fuentes de proteínas son el pescado, las aves, la carne roja magra, los huevos, los productos lácteos bajos en grasa, los frutos secos y las mantequillas de frutos secos, las judías secas, los guisantes y las lentejas, y los alimentos de soja.
Las grasas se utilizan para almacenar energía, aislar los tejidos corporales y transportar algunos tipos de vitaminas por la sangre.
Para muchos pacientes de cáncer, la grasa es un nutriente especialmente recomendable. Debido a los cambios en tu metabolismo, es un mejor proveedor de energía que los hidratos de carbono. Además, las grasas proporcionan ácidos grasos esenciales y transportan vitaminas liposolubles. Aunque la cantidad exacta de grasa que necesitas cada día es diferente, las personas con cáncer deben modificar la calidad y cantidad de grasa de su dieta. En cualquier caso, pide consejo y asesoramiento nutricional a tu médico o dietista.
Las distintas grasas tienen propiedades diferentes que determinan su valor nutricional. Ciertos ácidos grasos omega-3 desempeñan un papel importante en una dieta sana: Ayudan a modular positivamente la respuesta inflamatoria, reducen la tensión arterial, estabilizan la función cardiaca e incluso pueden prevenir la depresión. Además, pueden estimular el apetito y contribuir a aumentar el peso corporal.
Los ácidos grasos omega 3 se pueden encontrar especialmente en pescados grasos de agua fría, como el salmón.
Los hidratos de carbono son una fuente importante de energía. Proporcionan al cuerpo el combustible que necesita para la actividad física y el correcto funcionamiento de los órganos. El almidón y el azúcar son las principales fuentes de hidratos de carbono en nuestra dieta diaria. Nuestro cerebro, en particular, necesita azúcar (glucosa). Cuando nos sentimos cansados o hambrientos, es posible que nuestro nivel de azúcar en sangre haya bajado.
Fuentes valiosas de hidratos de carbono son la fruta, la verdura y los cereales integrales. También aportan vitaminas y minerales necesarios, fibra y fitonutrientes, que son sustancias bioactivas (por ejemplo, antioxidantes) sintetizadas por las plantas. Otras fuentes de hidratos de carbono son el pan, las patatas, el arroz, los espaguetis, la pasta, los cereales, el maíz, los guisantes y las judías. Los dulces muy procesados, como los postres, los caramelos y las bebidas con azúcar, aportan calorías, pero muy pocas vitaminas, minerales o fitonutrientes.
La fibra es un componente vegetal que el cuerpo no puede digerir. Aunque la fibra no aporta una cantidad significativa de calorías, nos resulta muy útil, ya que regula la digestión y puede mejorar la salud digestiva, la protección inmunitaria y nuestro nivel de colesterol en sangre. La fibra alimentaria es también la base nutricional de nuestras bacterias intestinales, llamadas microbioma.
La fibra se encuentra en alimentos vegetales, como frutas, verduras, granos enteros y legumbres.
Las vitaminas y los minerales son sustancias esenciales que el organismo necesita, pero que, a excepción de la vitamina D, no puede producir por sí mismo. Los alimentos naturales contienen muchas vitaminas. Con fines profilácticos o terapéuticos, las vitaminas y los minerales están disponibles en forma de píldoras y suplementos líquidos.
Normalmente obtendrás muchas vitaminas y minerales si sigues una dieta equilibrada con suficientes calorías y proteínas. Sin embargo, puede ser difícil consumir una dieta sana mientras recibes tratamiento contra el cáncer, sobre todo si experimentas efectos secundarios. En estos casos, el médico o el dietista pueden aconsejar tomar un suplemento diario de multivitaminas y minerales. Informa a tu médico si tu ingesta de alimentos se ha visto restringida durante varias semanas o meses como consecuencia de los efectos del tratamiento. Puede ser necesario comprobar si hay déficit de vitaminas o minerales.
En caso de que estés pensando en tomar un suplemento, asegúrate de comentarlo primero con tu médico. Algunos pacientes de cáncer toman grandes cantidades de vitaminas, minerales y otros suplementos dietéticos para intentar reforzar su sistema inmunitario o incluso destruir las células cancerosas. Sin embargo, algunas de estas sustancias pueden ser perjudiciales, sobre todo en concentraciones elevadas.
El agua es el principal componente de nuestro cuerpo y es vital para tu salud, ya que todas las células corporales necesitan agua para funcionar. El agua también transporta nutrientes. Puedes obtener líquidos de los alimentos que ingieres, pero además debes beber varios vasos de líquido al día para asegurarte de que las células de tu cuerpo reciben los líquidos que necesitan.
En caso de que vomites o tengas diarrea, o incluso si no comes lo suficiente, puedes necesitar líquidos adicionales para que tu cuerpo siga funcionando.
Una dieta basada en los principios descritos anteriormente y ajustada por su equipo médico puede ayudarle a evitar los efectos negativos de la malnutrición en los tejidos, las estructuras corporales y las funciones orgánicas. Los estudios muestran que el resultado general de los diferentes pasos del tratamiento del cáncer (desde la cirugía hasta la quimioterapia) puede ser mejor si el estado nutricional del paciente se mantiene de forma consistente.1
[1] Arends J, Baracos V, Bertz H, et al. Recomendaciones del grupo de expertos de ESPEN para la acción contra la malnutrición relacionada con el cáncer. Clin Nutr. 2017; 36(5): 1187-1196.
[2] Arends J, Bachmann P, Baracos V, Barthelemy N, Bertz H, Bozzetti F, et al. Directrices de ESPEN sobre nutrición en pacientes con cáncer. Clin Nutr. 2017;36(1):11-48
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