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Consejos nutricionales para pacientes con cáncer
¿No te interesa comer nada en estos momentos? Los efectos secundarios del tratamiento oncológico (por ejemplo quimioterapia), o el tumor puede afectar a menudo a tu apetito, así como a tu bienestar general. Estos son algunos trucos para superar la pérdida de apetito.
Engañate a ti mismo colocando tentempiés por toda la casa, listos para comer y tentadores. Llena tu nevera de cosas deliciosas. Si necesitas ser más estructurado, puedes elaborar un plan y programar una alarma que te lo recuerde. Se ha demostrado que un ritmo de dos horas es eficaz, es decir, desayuno a las 8.00 h, primer tentempié a las 10.00 h, segundo tentempié al mediodía, comida caliente a las 14.00 h, etc.
Intenta que la comida vuelva a resultarte atractiva. Sabemos que el sabor no sólo proviene de la lengua, sino también de la mente y los recuerdos. ¿Has visto alguna vez un plato con la comida muy bien dispuesta? Sientes que ya puedes saborearlo con sólo mirarlo. Utiliza este efecto. Haz que tu comida sea un festín para los ojos. Dedica tiempo a la preparación.
Crea un ambiente agradable, por ejemplo decorando tu mesa. Utiliza un mantel, enciende unas velas, o quizás escucha música de fondo...
Los alimentos presentados con colores vivos pueden estimular el apetito.
¿No soportas el olor de algunos alimentos? Atiende a todos tus sentidos e intenta averiguar qué olores te siguen resultando agradables. Puedes probar a comer verduras crudas al principio y luego volver gradualmente a cocinar tus comidas a medida que mejore tu aversión a los olores.
A algunos pacientes les resultan útiles los servicios de reparto de comidas, ya que eliminan el olor de cocinar en casa. Hay una gran variedad de comidas que se pueden entregar, para que puedas crear la variación adecuada para ti.
Prepara alimentos frescos y de calidad que de otro modo te habrías negado a ti mismo. Las hierbas frescas estimulan tus sentidos y te llevan a viajes de descubrimiento culinario.
Las hierbas frescas pueden utilizarse como estimulantes naturales del apetito.
No te presiones para comer. Los pequeños bocados también cuentan. Muchos enfermos de cáncer tienen problemas para comer tres comidas grandes al día. Así que no te importe cambiar tus hábitos alimentarios de tres comidas grandes a entre seis y nueve bocados pequeños. Añadir más raciones, pero más pequeñas, a tu dieta diaria puede resultarte mucho más fácil de gestionar.
Disfrutar requiere concentración. Presta toda tu atención al sabor de la comida. Mirar el periódico, la televisión, el teléfono o el ordenador te quita la oportunidad de percibir realmente que estás comiendo.
Aunque no puedas comer mucho, puedes compartir con ellos un acto cotidiano y hablar de temas interesantes en un ambiente relajado. Pero evita a las personas y los temas que no sean buenos para ti. Asegúrate de que tus seres queridos saben los temas que quieres dejar de lado y de qué quieres hablar en su lugar.
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